La pandemia y la locura por las plantas
Que levante la mano (o deje un comentario) el que conoce a alguien que se volvió la loca o el loco de las matas durante la cuarentena? O mejor aún, si ese sos vos. Bueno, la primera en dar el paso al frente voy a ser yo. En tan solo 5 meses pasé de no tener pero ni un cactus porque según yo todo se me moría a tener más de 50 planas (incluyendo suculentas que ya saben lo fácil que es coleccionarlas).
Sin duda, cuando dentro de unos años vuelva a ver atrás y recuerde el 2020, una de las cosas positivas que vendrá a mi mente será justamente el amor que descubrí por las plantitas y cómo el cuidado que representa nos enseña hasta las pequeñas cosas de la vida.
Acá tres de las lecciones que he aprendido yo en tan solo 5 meses.
1. Que a veces hay que saber dejar ir cosas para que otras mejores vengan.
Mi inicio con las plantas no fue fácil. Compré un pack de 5 plantas comestibles: chile, apio, orégano, albahaca y tomillo. Todo iba bien hasta que al mes y medio de tenerla empecé a notar que había mucho bichillo saliendo de ellas. Yo, ignorante de lo que las plagas eran y significaban lo dejé pasar. En tan solo 15 días todas las pobres plantas estaban enfermas y pasé desde remedios caseros hasta Ever Green para acabar con la mosca blanca (unas palomillas tan diminutas que parecen indefensas pero que en cantidades industriales no hacen más que estragos). Al tiempo lo logré pero obvio las plantas estaban ya debilitadas.
En ese momento recuerdo pensar, por eso es que yo no tengo plantas, a mi nada me dura! Frustrada pensé que iba a esperar que estas murieran y que nunca más volvería a comprar plantas porque "eso no era para mi".
Pero a la vez yo quería luchar por ellas, no quería dejarlas morir. La albahaca era la más afectada de todas, tenía las hojas muy muy amarillas... estaba súper tupida pero sus hojas no estaban sanas. Recuerdo el día que dije, hasta aquí! y tomé una tijera y empecé a quitarle casi todas sus hojas, las que se salvaron fueron tan poquitas que yo pensaba, no puede ser, ya nunca volverá a ser la misma.
Y boom, al poco tiempo y en cuestión de unas pocas semanas la albahaca estaba fuerte, con muchas hojas y de nuevo hermosa. Porque, tenía que tomar la decisión de cortar eso que estaba enfermo y amarillo y quitarlo del camino para que no robara las energías y nutrientes de la planta para dar paso a lo nuevo y verde, a la vida a la que planta de albahaca se aferró.
Creo que la comparación con la vida es obvia y está de más. Con respecto a mi albahaca, ahí sigue ella, dándonos mucho sabor fresco cada vez que preparamos pasta en la casa.
2. Qué todo tiene su medida exacta.
Todos hemos escuchado que el agua es vida y más aún cuando algo es verde. Pero, el agua en exceso como todo en la vida no es beneficioso. Nuestras plantitas ocupan la cantidad exacta de agua, no más, no menos. Aunque curiosamente, es más fácil auxiliar a una matita que le falte agua a una que ha recibido mucha ya que sus raíces se pudren y ya no hay vuelta de hoja.
Así mismo, muchas veces en la vida tenemos que darnos cuenta que no porque algo nos guste significa que tenerlo en exceso nos vaya a ser igual de beneficioso, el mejor secreto en la vida es el balance.
3. Que el amor y la dedicación es algo diario.
Había leído mil veces las frases trilladas de que, una relación es como una flor (o bueno cualquier planta) que debe cuidarse a diario y de verdad que no se cae en cuenta de algo como esto hasta que se tiene una plantita y se decide con consciencia que se va a cuidar.
Antes de esta cuarentena, podría contar con una mano las plantas que tuve: un girasol, un cactus y un terrario. Todos sufrieron el mismo destino: la muerte. Pero no fue de extrañar, no es que a mi todo se me moría es que, cualquier cosa que no se cuida se muere y justamente yo deje esas matitas por ahí, esperando que por obra y gracia del Espíritu Santo fueran a mantenerse y evidentemente no iba a ser así.
Todo en esta vida requiere cuidado, desde nuestra salud, nuestra familia, nuestras relaciones con amigos, todo! Y es algo que se debe hacer en el día a día o en el corto plazo (hay plantitas que con agua una vez a la semana están bien) y hay otras que son más exigentes y el cuido debe ser diario. Pero, nada va a sobrevivir si lo dejamos ahí a un lado y no lo volvemos a ver, no le hablamos, no le damos nuestro tiempo y no lo alimentamos de forma constante y con todas nuestras energías.
Es bastante increíble como he llegado a pensamientos tan profundos a partir del cuidado de mis plantitas y lo que me han enseñado en tan corto plazo. Ahora me he esforzado por aprender a cuidar mis matitas, veo videos, leo, me esfuerzo por identificar la plantita que tengo, cómo se llama. Ven el común denominador? El esfuerzo, eso que solo puede salir de nosotros.
Si vos te has vuelto un loquillo de las matas en este tiempo, no estás solo y estoy seguro que somos muchos. Solo deseo con todo mi corazón que una vez que este encierro termine, sigamos con el amor a nuestras plantitas y que las lecciones que nos han enseñado, nos perduren por siempre.
Te deseo en tu jardín mucho Amor, Color y Concreto.
Besos!
Sharon